VIAJE
POR TRANSPORTE URBANO CON PAQUETE INCLUIDO
Si amaneció medio aburrido, con pocas ganas y tiene
que ir a trabajar sin ánimos ni emoción, le aconsejo que se embarque en un
paseo inolvidable, donde sentirá adrenalina pura y en más de una ocasión verá
la muerte por delante.
Suba en un bus de transporte público, no importa el
nombre de la empresa o cooperativa; abórdelo por ejemplo en la Vía Quevedo y
Juan Montalvo (me olvidé que le
cambiaron de nombre), con las justas pone un pie en el estribo, busca de donde
sujetarse para no caer, ¡No encuentra un simple tubo en la puerta! Media zombi
busca donde acomodarse y escucha la voz
del chofer o ayudante que le repite, ¡Suba!
¡Suba! ¡Suba!, ¡Vaya para atrás! ¡Pasaje!.
Ya en el bus, escucha el perreo o reguetón o
cualquier ritmo escandalosos con el volumen al máximo, sin derecho a pedir que
lo baje. En medio de los empujones, tiene que sujetarse para no caer, cuidar su
mochila, soportar el calor encerrado y hacerse el sordo para no estallar.
Continúa el paseo y ¡Saz! Enemigo a la vista. No
importa si es de la misma compañía o no, da lo mismo, entra en disputa los
próximos 0.30 centavos de un solitario pasajero, sin un mínimo de respeto a la vida. Aplastar
el acelerador y rebasar es un solo acto, y los pasajeros, con la adrenalina al
máximo, pensamos si sería mejor caminar a pie con el riesgo de un asalto o si
algún día sacaremos la lotería para adquirir un carro propio.
¿Paradas? ¡No señor! Eso era una promesa de elevación
de pasaje. Hoy es normal recoger pasajeros en media cuadra, parar el bus a
media vía para que se baje quien pueda con el riesgo de que otro vehículo o una
moto atropellen al pobre mortal que está bajando.
¿Que iban a señalar las nuevas paradas? ¿En serio? Los
vehículos particulares se estacionan justo al iniciar la parada. No se han
construido plataformas para las personas de la tercera edad o con necesidades
especiales. Ahí tienen que acomodarse como puedan, subir como se les cuadre su
edad y circunstancia, subir en vehículos que ya no reciben en el transporte
interprovincial, con una puerta estrecha de ingreso y con una altura de estribo
de caballo.
En cualquier país desarrollado del mundo, hay una
especial atención al transporte público, por muchas razones, entre ellas, por
el ahorro de combustible que significa el transporte colectivo. Aquí, en
nuestro sufrido y aguantador Ecuador, parece que hay un incentivo a comprar
vehículos a millares surgir, aunque parezcan chatarras, pero la cosa es tener
uno propio y no viajar en semejante paseo con la muerte.
Me pregunto finalmente ¿Cuál es el papel que juegan
las autoridades locales? ¿Dónde están los señores de la EPMTT, o los señores de
la Comisión de Tránsito? ¿Estarán ocupados cobrando multas, persiguiendo
infracciones, buscando la quinta pata al gato, cuando las cuatro se pueden
teñir de rojo? ¿Es que no importa la vida de nuestro pueblo que trabaja día a
día para sostener a los demás? Por
favor, quiero una respuesta.